aforismes interins

dimecres, 14 d’abril del 2010

El tiempo

Después de la paliza que le propinaron los obispos de mierda en Yirona, al No Conforme le pareció que el tiempo real se ajustó a su tiempo interior, con lo cual empezó a caminar muy lentamente por una carretera comarcal plagada de gnomos filólogos que le apuntaban con dedo inquisidor:

—A on et porta el teu camí, desgraciat?
—A Asquerosa, fétida capital del principado.

Esto del tiempo interior y el tiempo real es una teoría serbia que leyó en un libraco que resbalaba por la cubierta al son de las olas libres u oscilatorias, que ustedes no saben qué características y qué efectos conllevan en la navegación de grandes buques, a causa de su falta de interés. Quién sí lo sabía era el dueño legítimo del libraco, que al acabarlo decidió acabar con su vida lanzándose al abismo de las olas libres u oscilatorias, dejando al libraco moverse a su libre albedrío por la cubierta. Al ser olas estáticas y oscilatorias, el cuerpo del náufrago, aún con vida, se quedó oscilando estáticamente en un punto fijo hasta ser devorado por las hélices de la nave. Fue una muerte grandiosa, aplaudida por casi la totalidad de la tripulación por su plasticidad y barroquismo.

Sigo. Caminaba lentamente hasta Asquerosa con gnomos filólogos apuntándole con el dedo por una carretera comarcal. Sentía No Conforme una vieja sensación de desapego total ante la realidad de las cosas, y su cariño y su interés por la vida languidecían a cada paso. Ya ni los gnomos inquisidores ni los fantasmas de las mujeres que nunca tuvo y nunca tendrá, o incluso los fantasmas de las mujeres que había tenido y que ya nunca volvería a tener, hacían mella en él, puesto que después de la paliza de las sotanas yerundenses se sentía más muerto que vivo y los muertos se caracterizan por tener sentimientos bastante vagos. O sea, que el amor le daba igual, así como: la amistad, los descuentos del súper, la comunicación verbal y no verbal, el impuesto sobre la renda, la honestidad intelectual o las estrategias financieras a largo plazo.

Todo, todo le daba igual a nuestro muerto en vida que se dirigía, con sigilo, hacia Asquerosa. Aunque creía que la paliza catedralicia había acabado con la entropía entre su tiempo interior y el tiempo real, y que por consiguiente estaba muerto interior y realmente, él no era quién para determinar nada de eso. Ocurrió que su tiempo interior (397 años), en efecto, ya se había acabado, y que técnicamente y siempre según el libraco serbio, ya estaba muerto. Pero su tiempo real de vida era sólo de 30 miserables años, y el Estado y las Farmacéuticas habían determinado un tiempo de vida para No Conforme no inferior a los 57 años. Así, entonces, era un muerto en vida, que es mucho mejor que estar enamorado, o tener descuentos del Lydl, como se sabrá algún día.

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