aforismes interins

diumenge, 24 de gener del 2010

¡Reíd, rientes!

Acurrucado en un rincón de la bodega, abrazándose a sus rodillas, el hombre no conforme consigo mismo se balancea y se pierde en el laberinto de la autocompasión. Después su imaginación rota viaja por los callejones encendidos de la ira y la venganza, por los atajos de los juicios sumarios y las avenidas de las penas capitales. ¡Destruiría tantas vidas, si pudiese!

Se imagina apostado en una ventana, disparando rayos de plomo contra la escoria que escupe columnas de mármol dórico por el culo, esos talibanes de mierda, esos madafakas. ¡Pero hay tantos!

Acurrucado en un rincón de la bodega, abrazándose a sus rodillas, el hombre no conforme consigo mismo reza:

¡Reíd, rientes!
¡Desreíd, desrientes!
¡Risueñad las risas, reídamente redereír!
¡derreíd sonreidamente!
¡risas sobrerrisas -risas de sonreidero reidores!
¡hilaridad risas, risas de sobrerreidores risueños!
¡sorrisueños, risueños,
sonreíd, ridiculad, risando, risantes,
hilariando, riendo,
reíd, rientes!
¡desreíd, desrientes!*

Y luego quizá se pegaría un tiro, si no estuviera desarmado y perdido a la deriva, en el fondo de la bodega de este barco mercante sin bandera. Y ríe y desríe y se da palmadas en la frente. Cualquier país de mierda será mejor que este. Sin duda, sin duda.

*Khlébnikov-Campos, Embrujo por la risa


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